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16 de febrero de 2018

Domingo Alejandro Galdós Belzaguy (1873-1952)



Domingo Alejandro Galdós y Belzaguy, nació en una finca de la propiedad de su padre, cerca del pueblo de Pedro Betancourt, en la provincia de la Habana. Su padre fue patriota y veterano de la guerra del 68. Todavía era un niño cuando emprendió en los Estados Unidos estudios superiores, más tarde la carrera comercial y también ingeniería. Así es que en Norte América adquirió la base de su cultura y la afición al comercio, las finanzas y las grandes empresas. Luego pasó a Francia, donde modeló y mejoró sus conocimientos.
Al regresar a la patria y emplearse en los Ferrocarriles Unidos de la Habana, su preparación era notable, aparte de los tres idiomas que dominaba. Después siguió aplicado a la misma labor en los ferrocarriles de México. Cuando estalló la guerra de Cuba, siguiendo la misma ruta de ideales que su ilustre padre, quiso venir a la guerra. Al conocer la Delegación Cubana las ventajosas dotes de Galdós y su entusiasmo patriótico, estimó más práctico dedicarlo a las actividades civiles. De este modo inició sus servicios en Sur América. La Prensa Unida lo nombró su corresponsal en Centro América, Colombia, Venezuela y Ecuador. Sus informaciones contribuyeron esforzadamente a la propaganda de la causa cubana. Además de tan importantísima función periodística informativa, de expansión mundial, desempeñó la dirección de los periódicos La Estrella de Panamá y The Panamá Star and Herald. Tan pronto cesó la dominación española regresó a la Isla. Intimó en esta etapa con el acaudalado empresario canadiense Sir William Van Horne que hallábase husmeando proyectos ferrocarrileros y sus anexos para implantarlos en esta tierra tan necesitada de fomentadores capitales. Galdós, a partir de este momento, fue para Van Horne acertado descubrimiento, como leal y magnífico colaborador. Idiomas, correcta educación literaria, comercial, financiera, ferrocarrilera y, sobre todo, un carácter de externa suavidad y gentileza, y a la vez de férrea envergadura y voluntad. Quedó unido a Van Horne. Cooperó a la construcción del famoso y útilísimo Ferrocarril Central, viejo proyecto detalladamente estudiado en los tiempos de la colonia, pero que dormía letal sueño en archivos oficiales. Van Horne llevó a cabo la portentosa obra de unir a Santiago, en combinación con Santa Clara, con la Habana y Pinar del Río, Galdós ganóse de tal suerte la confianza, que voló en mejoras. Apenas nueve meses, en 1901, fue tesorero de la compañía. Al momento pasó a ocupar el cargo de jefe del departamento de tráfico. Y tal fue su éxito que en poco más de un año ascendió a administrador general.  Justo es decir que la rapidez de sus saltos debíanse exclusivamente a sus méritos.
Puso a contribución la experiencia que había adquirido, inquebrantable brío y afán de mejorar los intereses de la compañía. Más tarde culminó en Vicepresidente. En este cargo ya su posición quedó definitivamente plasmada; era la confianza de la empresa. A la muerte del generoso canadiense, en 1916, le sucedió en el control del ferrocarril y sus intereses, Horacio S. Rubens, notable abogado norteamericano, que en otros tiempos había iniciado diversas empresas en Cuba; que goza de valimiento en el pueblo cubano y puesto de honor en la historia de nuestras revoluciones por su amistad y actuación junto a Martí, hasta haber merecido el grado de coronel honorario del Ejército Libertador. Rubens sumóse a Galdós y éste siguió siendo el colaborador más robusto en los Ferrocarriles del Norte de Cuba. Puede afirmarse que Galdós es el cubano de más capacidad ferrocarrilera que existe en Cuba. Hombre dedicado a la marcha y vida de esa organización, hoy más que nunca dificilísima de dirigir y mantener a flote debido a la lastimosa crisis que padecemos.
En reciente periodo se dejó seducir por las sirenas de la política, con céfiros de la utilidad que podría ofrecer a la provincia de Camagüey como Senador. Pero intervino el más secular poder oficial y todo tornóse en polvo... Galdós, que poca fe había puesto en la aspiración, ha seguido timoneando con Rubens los ferrocarriles.
Conviene apuntar, a la vez, que es aficionado a las bellas letras. Escribe con fina facilidad y es notable en los estudios de la materia que administra.

Artículo de Gerardo Castellanos publicado en "Panorama histórico : Ensayo de cronología cubana : Desde 1492 hasta 1933" Tomo II. 

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